
Me desperté un domingo con dolor en el corazón, no sabia porque ni como, no me levante de la cama solo espere a que se pasara el dolor. En ese momento escuche el viento, los pájaros silbar, sentí escuchar el tema Ballade de Debussy, vi el sol entrar por mi venta y gatos maullar. Esas mañanas me encantaban, pero ese día no fue así. El dol
or no se fue seguía hay, era como si hubiera tirado mi corazón a una manada de vagabundos y se lo hubieran comido sin dejar rastro alguno de que alguna vez existió. Repase a trazos finos mi vida y olvide el dolor, se llega a este punto cuando te das cuenta que no se puede esperar nada de la vida, solo aceptas lo que llega y lo que se va, sin caprichos y así hasta que envejeces. No soy infeliz ni feliz, puedo fingir las sonrisas cuantas yo quiera y puedo llorar frente a un extraño sin temor a lo que piense. Puedo reír y puedo pensar. Muchas personas juzgan mi silencio, sí hablara sería peor, mi silencio evita las heridas que la rabia quiere abrir. Capas que no tenga ni idea de lo que es vivir pero por lo menos yo sigo lo que me hace feliz, hago lo que pienso que es correcto.