No puedo aceptar mi propia realidad.
Así comenzó lo que podría ser mi tortura. Mi dolor lo llamaría ''Adolescencia'' palabra que a mis oídos suena inútil, mi dolor es inútil. Una vez me dije a mi misma que no me convertiría en otra estúpida que en el mundo ya habían muchas, y acá estoy, llorando por algo que nunca fue mio, quejándome de lo que podría ser y no soy, maldiciendo todo a mis alrededores, ocultando dolor por mal humor y aun así, dándome cuenta de la realidad en la que vivo no hago nada. Sigo sin entender que clase de empujón necesito, sola no puedo. Sigo creyendo que vendrán días mejores, los espero.